
Los personajes pertenecen a S.M. y algunos los he inventado, la historia es de mi absoluta autoría.
Capítulo 2.
El Principio
1. Trajes, Jeans, Camisas, Vestidos de baño....Listo
2. Lentes, sombreros, sandalias....Listo
3. Pasaporte....Listo
4. Neceser de aseo.....Listo
5. Lencería.... ¿?
¿Por qué rayos compré lencería?
No te hagas, tú sabes la respuesta
Bueno...
Te entiendo quieres impresionarlo
A lo mejor no ocurre nada
Jajajajaja... Claro que tiene que ocurrir
Es muy pronto
Para los hombres nunca es muy pronto
Él es diferente
Si tú lo dices.
-Hablando sola- susurraron desde la puerta.
-Eso creo mamá. Sonreí y me senté al borde de mi cama.
-¿A dónde vas?-preguntó entrando a la habitación y dándole una palmadita a mi maleta.
-Eh....-Era una mala mentirosa igual o peor que mamá así que con todo mi autocontrol y con voz fría tuve que mentir.- Unos amigos de la universidad van a un seminario y me pidieron que los acompañara.
-Hummm.....-murmuro mi bella madre preocupada.- ¿Estarás bien?-inquirió frunciendo el ceño.
-Claro que sí- le asegure con convicción.-Lo malo es que será por un mes.
-Después que no afecte tus estudios, cuentas con mi apoyo- me acaricio las mejillas.
Asentí temiendo decirle el verdadero motivo del viaje.
-¿Cuándo viajan?
-Mañana
-Es muy pronto. Frunció el ceño nuevamente, pero ahora como lo hacia cada vez que analizaba las cosas.- A tu padre no le va a parecer, pero se debe acostumbrar.-diciendo esto beso mi frente y salió de mi recámara.
El día pasó volando. La cena fue temprana y muy amena donde la invitada de honor fue Ellie, a quien por primera vez agradecí su presencia, ya que así evite la mayoría de las preguntas respecto a mi viaje de la "Universidad".
Cuando me dirigía hacia mi recámara oí la voz de Ellie llamándome, detuve mi andar y me volteé haber que se le ofrecía.
-Podemos hablar. Pidió incomoda.
-Claro- Sonreí.-Sígueme.
Camine directo a mi habitación preguntándome el por qué de tanta insistencia de parte de Ellie.
-Siéntate. Ofrecí señalando un sillón en forma de zapato que estaba a un costado de mi cama.
-Quiero ser directa y espero no parecer metiche pero es por tu bien.
-Adelante.
-Sé que el viaje de la universidad es mentira.
-Lo es. Le confirme no entendía a donde quería llegar con esto.
-Renesmee no tengo ningún derecho a meterme en tu vida.- Se levanto apretando las manos nerviosa.-Pero no deberías ir.
-¿Por qué?-inquirí tratando de entender su nerviosismo.
-Tú no lo conoces.
La mire con los ojos muy abiertos. ¿Cómo demonios lo sabía todo? Y quién se creía ella para venir a decirme que no fuera.
-No soy nadie para decirte esto. Pero no cometas un error de cual a la larga puedes arrepentirte. Hazlo por tu familia.
-¿Qué ganas con decirme todo esto Ellie?
-Nada sólo quiero hacerte ver el error que estás a punto de cometer- respondió saliendo de mi recámara.
Las palabras de Ellie no dejaban de darme vueltas. Sabía lo mucho que confiaban mis padres en mí y ahora que ella me lo recalcaba no pude evitar sentirme una traidora y mala hija.
Di vueltas por más de una hora alrededor de mi recámara buscando una solución sin afectar mi relación con mis padres o con Jacob. Cuando por fin tome una decisión no estaba segura como lo tomaría pero me parecía lo más lógico para seguir.
Rebusque entre mis cosas desesperada cuando al fin encontré mi celular. Apreté las teclas con los nervios a flor de piel pero cuando quise terminar la llamada atendieron.
-Buenas Noches.
-Jacob-susurre nerviosa y apretando tanto el celular que temí que se rompiera.
-Princesa... ¿Sucede algo? Pareces un poco alterada. -su voz cálida sonó preocupada.
Me imagine que mi tono de voz me estaba delatando. Mil veces maldita sea, no sabía como demonios abordar el tema.
-No sucede nada-carraspeé-Bueno en realidad sí...
-Por favor dime me preocupas.
-No puedo viajar contigo Jacob- solté de una.
En silencio que siguió a continuación fue tan incómodo que estuve apunto de colgar pensando que él había terminado la llamada.
-A qué se debe ese repentino cambio de planes.-su voz sonó tan dolida que lágrimas de impotencia recorrieron mis mejillas.
-Yo....-susurre y ahogue un sollozo.
-¿Por qué mejor nos vemos en mi departamento princesa?-inquirió con el mismo tono de voz que me partía el alma.
-Este bien-logre responder sentándome en mi cama porque las piernas me fallaban.
-Enviare a mi chofer a buscarte. Te recogerá en veinte minutos.- Término la llamada antes de que pudiera decirle que estaba de acuerdo con que mandara a alguien a recogerme.
Su indiferencia me afecto tanto que me di cuenta repentinamente que mis sentimientos hacia él eran demasiados profundos, tanto así, que me sentía aterrada que esto tuviera un fin sin ni tan siquiera haber tenido un principio.
Seque mis lágrimas tome mi bolso y baje las escaleras casi corriendo. Por suerte no me encontré a nadie en el camino hacia la salida. Espere impaciente el coche, cuando llego no espere a que el chofer se bajara y abriera mi puerta entre rápidamente y le exigí con delicadeza que me llevara donde se encontraba Jacob.
Los quince minutos que tardamos en llegar a donde se encontraba él fueron infernales.... No sabía como excusarme, pues todo lo que lograba plantearme me parecía infantil y con cabos sueltos. ¿Cómo explicarle a un hombre que me hacía sentir así, que mi padre era parte de la mafia y qué si se enteraba que me iba a vacacionar con él sin su consentimiento sería capaz de cometer una locura?
Rayos porqué existen los papás celosos como Edward Cullen.
Al bajar del auto, él chofer me condujo al ascensor de un majestuoso edificio ubicado por lo que pude observar a las afueras de la ciudad. Llegamos al ático, él chofer me indico la única puerta del piso y se retiro deprisa.
Espere unos segundos para calmar mi respiración y cuando mi dedo casi oprimía el timbre la puerta se abrió mostrando a Jacob.
Me quede sin habla. Vi esos ojos negros, que me llaman a sumergirme en ellos y que su delicioso calor me arrullaba de forma dulce y cálida. Perdí la noción del tiempo y cuando recupere el sentido me vi envuelta en sus brazos llorando silenciosamente, mientras el susurraba a mi oído palabras tiernas.
Ya un poco más calmada me atreví a mirarlo nuevamente a los ojos los cuales desbordaban cariño y comprensión. Estaba tan terriblemente asustada, que creí comprender el amor que se profesaban mis padres, pero jamás imagine que algo así me tocaría a mi y de una manera tan profunda, ya que me conformaba con saber que le gustaba y no que me amaba tenía tanto miedo de no poder escuchar un te amo de su parte que trataba de reprimir los míos.
-Y bien- dijo Jacob tomando mi rostro entre sus manos obligándome a mirarlo.- ¿Qué ha pasado para que este así?
-No puedo viajar contigo-le respondí desviando mis ojos a un cuadro que se hallaba a un costado del pequeño bar.
-Claro que puedes cariño- acarició mi cabello-Sólo tienes que enfrentar lo que te está reteniendo.
-No puedo-susurre con un nudo en la garganta- Mis padres no se merecen que les mienta.
-¿Les has mentido respecto al viaje?
-Sí les dije que sería de la universidad.
Soltó una carcajada. Su tono de humor estaba fuera de lugar por lo que me levante enfurruñada y me aleje de él.
-Lo siento-susurro posando sus manos en mi cintura atrayéndome hacía él. Deje caer mi cabeza en su pecho.-Si deseas puedo presentarme en tu casa y hablar con tus padres.
-No-casi grite tratando de salir de la cárcel sus brazos, pero su agarre se hizo más fuerte.-Mi padre te mataría si llegues pidiéndole opinión para llevarse a su hija a viajar.
-Hummm.....No lo creo princesa-esbozo una sonrisa satisfecha.-Entonces, ¿Qué aremos? no pienso irme a ninguna parte sin ti.
-Creo que la única opción que tengo es hablar con mi madre-gemí suavemente cuando mordió mi hombro.-Ella lo sabrá entender, y de esa forma no me sentiré tan mal.
-Eres muy sensible cariño-lo dijo de tal manera como si eso le resultará entretenido.
-¿Y eso importa?-inquirí.
-No...Creo que ello te hace más hermosa.-su respuesta esfumo el mal pensamiento que había tenido al respecto.
-Si todo sale como espero, creo que podremos irnos cuando te plazca.
-Crees que mañana podamos partir.
-¡OH! sí, pero debo irme inmediatamente antes de que mi madre se duerma.-reí-Mis hermanos tienen baterías recargables y le dan mucho trabajo a la pobre.
-Debe ser de locos tener nueve hijos- dijo aparentando estar espantado.
Sonreí.
-Lo es. Mamá nació con ese don no se como se la arregla entre los cuatrillizos y los gemelos, a parte de llevar las librerías alrededor del país.-mi madre era todo una heroína como decía papá.
-Definitivamente tiene un don-beso mis mejillas-Me fascinaría conocerla.
-Pronto...-prometí con fervor.-Ahora debo irme.
-Te dejare ir porque sé que mañana estarás en mis brazos.- Me apretó contra su pecho inhalando el olor que desprendía mi cabello, bese su pecho acariciando su espalda.-Mi preciosa Renesmee.
Sí su Renesmee, porque al oírlo lo vi claramente era suya contra todo y esto que me hacia sentir, nada jamás podría superarlo.
-Vamos-tomo mi mano conduciéndome a la puerta.
-Corazón-me sorprendí pronunciando esa palabra.-No es necesario que me lleves, tu chofer está abajo esperando.
Beso mis labios pasando su lengua caliente por mi labio superior e inferior. Aferre mis manos a su cuello para sostenerme pues mis piernas me fallaban cada vez que me besaba.
Me acompaño hasta el auto dándome otro beso que me dejo sin aliento y prometiéndome llamarme al alba para confirmar la hora en que nos reuniríamos.
En casa me dirigí a la recámara de mis padres, sabía que papá estaba en una reunión de la organización quien sabe planeando que. Abrí la puerta y escuche como caía el agua de la ducha por lo que me senté en la cama.
-Mi niña ya regresaste.-dijo mamá buscando una pijama en el armario.-Te ocurre algo ¿Cierto?
Asentí.
-Cuéntame a ver que pasa-pidió sentándose a mi lado.
-Lo del viaje de la universidad sólo fue una excusa mamá-su mirada no reflejaba nada.-Mentí, en realidad voy a pasar un mes con un hombre.
-Renesmee-casi gritó mi madre tapándose la boca.- ¡Dios mío! ¿Por qué no me lo habías contado? No confías en mí- susurro dolida.
Tome sus manos apretándolas fuerte.
-No mami tenía miedo de que te enojaras, irme así no es precisamente el ejemplo que me has dado.
-¿Quién es él?
-Es maravilloso mamá y muy buena persona.-suspire recordándolo.-Lo conocí aquella noche que fuimos a la discoteca árabe, precisamente es de él.-alzo una ceja.-Es un poco mayor que yo tiene veinticinco años, es adorable...Sé que te encantará.
-Deberías traerlo a casa.
-Mamá-protesté haciendo un puchero como la tía Alice- Sabes que mi padre le dispararía al traspasar la puerta.
Nos reímos de mi ocurrencia.
-Hablas como una chica enamora.-dijo seria mirándome a los ojos.
Sentí mis mejillas arder y supo que estaba perdida para mi madre todos sus hijos éramos como un libro abierto.
-Lo estás-aseguro sonriendo.-Cuentas con mi apoyo, sé perfectamente que no quieres que nadie más se entere.
Moví la cabeza afirmativamente.
-Tranquila sabes que no se lo diré a nadie. Sólo te pido que te cuides y si ocurre algo no dudes en llamarme estaré allí tan rápido como cuando aprietas el gatillo de una pistola y sale el tiro- rió escandalosamente.
-Lo mafiosa lo llevas en la sangre- acuse bromeando.
-Por supuesto querida.-palmeo mi mejilla cariñosamente-Te amo hija...Cuídate mucho y llámame para saber que estás bien.-pidió con voz dulce.
-Te llamare-prometí besando su mejilla y saliendo de su recámara.
El reloj despertador hizo su trabajo muy temprano. Salí de la cama todavía medio dormida, tome una relajante ducha me vestí con unos pantalones negros a juego con un saco y una camiseta blanca. Termine de arreglar algunas cosas en mi maleta y baje a preparar algo de desayuno. Ya que nadie había despertado aún tome el teléfono y le marque a Jacob, quien me informo que en dos horas salíamos hacia la isla.
Lysander, Nico y Molly fueron los primeros en despertar prepare fruta, cereal y un poco de jugo de naranja para ellos, mientras los besaba y halaba sus mejillas, puesto que los extrañaría horrores. El comedor se fue llenando ahora con la presencia de mamá, Damien, Hakim, Tallie, Damon y papá quien se levanto con el pie izquierdo, puesto que ni me miraba.
Abrase y besé a todos antes de pedirle al chofer que me llevará al aeropuerto. El chofer de Jacob me esperaba junto con dos sonrientes aeromoza y me condujeron a una parte privada, el jet era simplemente fantástico. Un chico quien parecía el copiloto me esperaba a la altura de las escaleras, bajo al verme y me ayudo a subir mientras se presentaba.
Quede impresionada con el interior del jet era demasiado lujoso. Las aeromozas me ofrecieron un coctel riquísimo y me informaron que Jacob se reuniría conmigo en unos minutos, ya que estaba en la cabina charlando con el piloto.
Degustaba un riquísimo bocadillo cuando me estremecí ante el contacto de esas manos tan conocidas.
-Espero que todo sea de tu agrado princesa.
-Lo es- gire y acaricie sus labios con los míos.
Caroline una de las aeromozas carraspeo visiblemente apenada.
-Disculpen mi interrupción, pero el piloto me acaba de informar que despegaremos en cinco minutos. Les agradecería que se colocaran sus cinturones.
Ambos asentimos y nos sentamos en los sillones de cuero.
Cinco horas aproximadamente duro el viaje. Reímos, cante para él e intercambiamos opiniones sobre nuestros libros, películas, operas y obras favoritas. Cada segundo que pasaba junto a él era tan especial que no sabía donde cabía tanto amor.
Un calor abrasador invadió cada poro de mi piel al bajar del jet. La primera vista me pareció increíble y el recorrido hacia la casa me permitió ver la belleza exótica de la isla.
Sencilla pero realmente bella era la casa de Jacob rodeada por muros inmensos la parte trasera daba una bellísima playa privada sólo para nosotros como había pronunciado él.
-Si deseas puedes ir a tu recámara a arreglar tus cosas-dijo apretándome contradiciendo sus palabras.-Sólo déjame abrazarte un poquito más.
-Un poquitín más.-bromeé besando su barbilla.
-Cenaremos en el restaurante de mi amigo Paúl es el mejor de la zona.
-Me parece perfecto. Mordisque su mentón, mientras enredaba mis dedos en su cabello. Su piel era salada tan ardiente que de tan solo pensarlo sentía una cascada entre las piernas.
Un carraspeo nos sorprendió, era Santiago quien en conjunto con su mujer se encargaba de la casa.
-Mis disculpas- se excusó- Jacob alguien te busca.
-Hazlo pasar.-Ordenó con ese aire imponente tan característico de él, acaricie una pequeña arruguita que se formo en su entrecejo.
-Enseguida.-dijo Santiago saliendo de la sala.
Unos pasos se escucharon desde el vestíbulo. Me gire todavía entre sus brazos, para ver de quien se trataba y fue cuando estuvo al frente de mí.
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