
El Asalto...
Me encontraba como todos los fin de mes, camino hacia el supermercado. Ya era una costumbre así que al llegar tome un carrito y saque del bolso la lista de las cosas que necesitaría. Me encamine al pasillo de frutas y verduras pero este estaba muy congestionado por lo que decidí ir por un cereal. Mientras escogia entre el sabor a fresas o chocolate. Eschue los gritos de las personas.
-Esto es un asalto- gritó un hombre que tenía un pasa montañas sobre el rostro.
Todas las personas empezaron a gritar histéricas, por mi parte sólo solte el carrito y mire a los asaltantes. Cuando unos penetrantes ojos verdes me atraparon.s quedamos unos minutos así mirandonos olvidandonos de nuestro alrededor. También tenía su rostro cubierto por el pasa montañas. Desvió su mirada.
-No se muevan- hablo por vez primera. Su voz de terciopelo inundo el lugar.- Vamos busquen los malditos papeles y la caja- dijo en tono autoritario.
Tres de los asaltantes se dirijieron a las oficinas y los demás junto con él, se quedaron con el resto de los presentes. Un joven camino hacia ellos y él solto un disparo. Caí al piso de la impresión, cuando levante la vista para encontrarme con lo peor, el joven que se acerco a ellos estaba en su antigua posición.
El hombre de ojos esmeraldas volvío a mirarme y le susurró algo a uno que se encontraba junto a él. Este asintió y me miro.
Caminó hacia a mí a paso lento, al quedar frente a mi. Se agacho y me susurró al oído.
-Espera mi señal- se aclaro la garganta- Si no lo haces date por muerta. Gritare YA y caminarás atrás de ese Stan hacia nosotros- me miró a travez de sus ojos oscuros- Sabes lo que te pasará si no lo haces.
Se levanto y caminó hacia donde su jefe o eso suponía por el tono autoritario que el hombre de ojos verdes tenía.
- Ya está Jefe- dijo unos de los hombres que envió a la oficiana. Los otros dos venían con unos sobres y una bolsa negra.
-Nadie se mueva hasta que estemos fuera- dijo el chico de ojos oscuros- Y saben los que le va a pasar si hablan- soltó un disparo a aire- Van a morir.
Luego me miró y dijó.- Ya....
Me levanté a paso torpe. Tropecé dos veces con mis propios pies. Pero logre salir por donde el me indico al llegar el estaba ahi, le indico algo al chico de ojos oscuros y este le sonrío.
-Sigueme- me dijo y lo seguí hasta una camioneta- Entra- dudé un momento - Sabes lo que te ocurrira si no lo haces ¿Cierto?- y entre.
El viaje duró aproximadamente 30 minutos estaba sentada entre dos hombres enormes. El chico de ojos oscuros se quito el pasa montañas y me miró. Su rostro era como el de un niño grande su cabello era rizado oscuro del mismo tono que el de sus ojos.
- El Jefe quiere hablar contigo- lo mire aterrada ahora si tenía miedo. No sabia que queria él de mi- Tranquila- me dijó- No te va hacer daño claro si cooperas.- No le respondí, sólo deje escapar un sollozo.
- Ya llegamos- dijó- Bajenla- les ordenó a los grandulones. Estos me ayudaron a bajar de la camioneta y cada uno se coloco a un lado mío.
-Vamos- dijó y camine con la mirada en el suelo. Cuando por fin tuve el valor de ver a donde habíamos llegado me quede impresionada. Era una casa de tres plantas , de un blanco elegante, afuera de esta había un gran jardín y muchos árboles que la rodeaban. Cuando estabamos justo al frente de la puerta está se abrió y salió una mujer que parecía miss universo. Era alta de un cuerpo de revista, de ojos azules como el mar y cabello rubio que le llegaba hasta la cintura.
Corrío hasta el grandulon y lo beso.
-Emmet- gritó eufórica- Has llegado- y le plantó otro beso.
-Sí- afirmó este- Aquí estoy amor.
La rubia lo abrazó, y fue en ese instante que se dio cuenta de mi presencia. Se separó de él y lo miro ceñuda.
-¿Quién es ella Emmet?- preguntó enojada.
-Mejor porque no se lo preguntas a tu hermano- le respondío.
-La secuestraron Emmet- dijo la chica histérica- Estan locos. -gritó.
-Tranquila Rose - le dijó- No creo que esté por mucho tiempo.
La chica lo ignoró. Y camino hacia mí. Me observo y sonrío.
-Hola soy Rosalie Cullen- me extendió su mano.
-Bella Swan- le dije y estreche su mano. No sé porque pero ella me inpiraba confianza.
-Ven- dijó y tomó mi mano.- Te mostraré la casa- dude y el grandulón asintío.
Entramos a la estancia era mucho más hermosa que por fuera. Estaba pintada de colores claros que contrastaban con los muebles. Subimos al segundo piso y entramos a una recámara que era como el tamaño de mi pequeño departamento. Me indico que me sentará y asi lo hice pues estaba hecha un charco de nervios.
-Tranquila Bella- me dijó- No dejaré que te suceda nada- aseguró- Es más no creo que mi hermano sea capaz de hacer algo que tu no quieras.- sonrío.
Sólo pude asentir. Si no quisiera hacerme daño no me hubiera secuestrado. pensé.
-Cuentame de ti - dijó rosalie con un sonrisa- Sabes no tengo amigas a parte de Alice, y me gustaría que tú fueras mi amiga.- me sonrío.-¿Estudias?-.preguntó.
-No. Por ahora trabajo en una biblioteca-le sonreí- Es el trabajo perfecto.
Me miró ceñuda. Había confusión en su rostro.
-Es que me encantan los libros- le explique- Algún día quiero llegar a ser una gran escritora- sonreí al pensar en eso. Era mi sueño desde pequeña.
-Que bien eres una persona soñadora. Espero comprar tu Saga- dijó y sonreimos.
-Espero autrografiarlos - le dije y nos reímos más.
Toc, Toc, Toc.... Tocaron a la puerta y Rosalie fue a abrirla.
-Pasa- dijo entre dientes.
-Rosalie debemos irnos- dijo Emmet en tono serio.- Tu hermano ha llegado y quiere hablar con la chica.
-No la pienso dejar sola Em - dijo Rosalie.
-Tranquila preciosa, él no le hara daño sólo quiere conversar con ella.
-¿Seguro Em?- le pregunto rose.
-Sí amor. Crees que te mentiría.
-Bueno te creo, pero tomare medidas.- se giró hacia mí- Ten Bella- me dio un celular- Si el estupido de mi hermano se llega a pasar me llamas Ok.
-Esta bien Rosalie- le respondí tomando el celular.
-Rose, sólo Rose - me sonrío- Aprieta el número 1 y estarás llamando a mi casa si lo llegas a necesitar. Nos Vemos Bella- se acercó y me dio un beso en la mejilla.
-Adiós Rose- me despedi agitando mi mano ya que ella se encaminaba a la puerta.
-Bella- habló el grandulón- Ve al tercer piso a la habitación de la derecha. - asentí- Él hablara contigo allí.
Cerró la puerta. Caminé hacia la gran ventana de cristal que daba a fuera de la casa. Vi a Rosalie y Emmet subirse en una hummer. Me armé de valor y subí la escaleras, abrí la puerta de la recámara y no había nadie.
Sobre la cama habían bolsas de Victoria Secret´s, Guess , Gucci y marcas reconocidas. Pero ni siquiera las mire. Me sente en la cama a esperar a que él se dignara en venir.
La puerta se abrío. Y desvié la mirada. No tenía ganas de verlo.
-Hola- susurró- Espero que estes cómoda. Podrías mirarme por favor- pidío.
-No quiero- le dijé con mucha valentía.
-Por favor.... suplicó con su voz de tercipelo. Qué tramposo quien no iba a seder con una voz así. Giré lentamente para encararlo. Y me quede paralizada.
Era el hombre más hermoso que había visto en mi vida. Alto de tez lívida y pomulos sonrosados, sus ojos eran verde esmeralda y su pelo cobrizo alborotado. Su cuerpo era la tentación, era musculoso y sus brazos se veían fuertes.
-¿Cómo te llamas?- preguntó.
-No te importa- le respondí. Y desvié la mirada.
-Si que eres valiente- se acercó- Pero si me importa demasiado como te llamas.- se agacho y rozo mi mejilla con el dedo pulgar. Sentí como mi estómago se lleno de mariposas y miles de choques eléctricos traspasaron mi piel.
-Bella- le dije- Mi nombre es Isabella pero prefiero Bella.
-Pues Bella será preciosa- dijó y volvió a tocar mi rostro.- Mi nombre es Edward Cullen.
-¿Qué quieres de mi?- le pregunte.
- Te quiero a ti- respondío.
-Eso no va a pasar- dije y me pare de la cama- Nunca voy a ser tuya.
-Nunca digas nunca pequeña- murmuro en mi oido. Eso me hizo estremecer y el rió bajito.
-Dejame irme- le supliqué- Por favor.
-Tienes familia - pregunto furioso.
-No- respondi
-Entonces no me pidas eso- me tomo por la cintura- Te acostumbras te lo juro.
Y sin más preambulo me beso. Cuando sus labios hicieron contacto con los míos no me pude controlar, le respondí a ese beso con amor. Era la primera vez que alguien me besaba y me sentí en el cielo, aunque el que me besara fuera mi secuestrador. Paso su lengua por mi labio inferior pidiendo permiso y se lo concedi. Nuestras lenguas danzaron como si fueran una sola. Nos separamos cuando necesitamos aire y lo abraze.
Parece loco, pero nunca me había sentido tan protegida y tan bien con alguien. No importaba que este fuera mi secuestrador. Sentía algo muy fuerte por Edward, ahora era yo la que no lo podría dejar.
-¿ Te quedarás?- preguntó con el rostro desencajado- No voy a obligarte a nada.
-Sí- respondí segura de lo que decía- Me quedare contigo.
Me beso en la frente y me condujo hacia la cama. Me recoste en su pecho y caí en un profundo sueño.
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