¿Quién soy?

Hola.........
¿Qué decir?.........
Hummm... Bueno empezare como siempre...
Mi nombre es Luissy
Tengo 18 años
Soy orgullosamente de mi hermoso país Panamá
Adoro la saga twilight
Mi chico ideal es Edward Cullen, tengo la esperanza de encontrar uno parecido a él, ya que sé que no hay dos como él.
Amo escribir... Espero ser escritora, pero antes si Dios me lo permite estudiare Mecánica de Aviación. (Dios quiera pronto), pero por ahora estudió Lic. en Matemáticas.
Mis fics se basan en loqueras que se me ocurren de pronto y quiero plasmarlas...
Dos son de la mafia....Jajajaja....No sé ¿Por qué? pero adoro escribir de la mafia.
Una noche de San Valentín es más triste... :( Y uno que prontísimo subiré es más malévolo, pues nuestro Edward será un malvado.... :s
Mis libros favoritos: Raios! son tantos que tendría que hacer una larga lista...
Mis autores favoritos: Son muchos pero los que adoro con el alma son; Paulo Coelho, Lucy Monroe, L.J. Smith, Megan Cabot, Lynne Graham, Stephenie Meyer, Gabriel García Márquez, Anne Rice...¡UF! entre otros.........
Mis películas favoritas: Allí si soy muy selectiva pues son pocas las que me convencen. Bueno mis super favoritas son; Titanic, Twilight, Si tuviera 30, Corazón de Tinta, Troya, El Señor de los anillos.
Mis series favoritas: Grey's Anatomy, Smallville, Los caballeros las prefieren brutas, Dr. House y La ley y el orden: Unidad de víctimas especiales.
La música...Hummm.... Escucho de todo un poco....

Las cosas que amo con todo mi corazón: A Dios sobre toda las cosas, a mi Madre( La adoro y ella es mi inspiración), a mi familia, amigos....Amo la vida, reír, llorar, gritar, cantar,bailar, escribir, compartir, molestar y sobre todo poder ayudar a alguien cuando lo necesita.
Tengo tantos sueños y espero poder alcanzarlos todos con la ayuda de Dios....
Creo que hay que disfrutar la vida porque lamentablemente no somos inmortales como los vampiros...Sólo es una y hay que vividla al máximo...
Lu393..............


martes, 4 de mayo de 2010

Es hora de decir Adiós


Capítulo 1
Los personajes pertenecen a S.M., la historia es de mi autoría y esta prohibida su reproducción sin mi consentimiento.
El sol iluminaba la gran ventana blanca de la hermosa casa de campo. Y su compañero el viento alborotaba las hojas secas del jardín.
Los pájaros picoteaban las manzanas de los árboles, y una madre les llevaba pequeños gusanos a sus bebés para comer.
Sus manos se deslizaron por mi cintura trazando círculos, provocándome. Presionando su miembro erecto sobre mi trasero y yo gimiendo en respuesta como siempre lo hacia.
Sí de algo estaba segura en mi vida es que amaba a ese hombre más que a nadie. Y soportaría todo lo que viniera de él.
Mordió mi cuello de forma salvaje, alertándome de lo que vendría. . . Subí y baje mi mano con movimientos rítmicos sobre su pierna. Emitió un sonido ronco desde lo más profundo de su ser.
Me deseaba lo sabía... Yo también lo deseaba. Quizá ese poder era el único que tenía sobre él, había aprendido a tocarlo, a besarlo y a mimarlo, sólo como a él le gustaba. Sólo como él lo pedía.
En la cama... Sí era allí en el único lugar donde llegaba a ser feliz. Despertar cada mañana entre sus brazos es la gloria, pero luego de ese momento volvemos al infierno que nos arrastra a diario y desde que estamos casados. Aquel infierno que no sé si algún día llegará a terminar.
Cinco años de casados, para los demás de un feliz matrimonio. Si tan solo supieran por todo lo que hemos pasado. ¿Se sorprenderían?, no lo creo, más bien se aterrarían.
Todo absolutamente todo comenzó hace ya cuatro años. Pues el primer año de matrimonio fue el más feliz de mi vida, ya que viví engañada, pero prefería eso a lo que vivo luego de eso.
Unos quince minutos más y un poco más de crema batida y el pastel estaba listo.-Pensé observando el reloj de la cocina de nuestro hogar-. Limpie los platos ensuciados, y saque la vajilla perfecta para una noche perfecta.
Aspire el increíble aroma de las rosas que coloque aquella mañana en el comedor. Ubique cada plato, copa y cubierto en su lugar, como de pequeña me había enseñado mi mamá.
Corrí a nuestra recámara a cambiarme, ya faltaba poco para que llegara de trabajar. El vestido negro me quedaba espectacular según la dependienta y esperaba que a él le pareciera igual. No me maquille, solo un poco de brillo y el sonrojo habitual de mis mejillas, creo que era más que suficiente.
Cuando el sonido de la puerta al abrirse me alerto, estaba todo listo. Esperaba de todo corazón que le gustara la sorpresa que con tanto amor había preparado sólo para él.
-¿Bella?-Llamó desde la sala, su tono de voz fría me alerto, pero lo comprendí debía estar exhausto después de un largo día de trabajo.
-En el comedor- Respondí ansiosa por saber que le parecería la sorpresa.
Al mirarlo supe que algo andaba mal. Su mirada... el odio que translucía envío un escalofrío alrededor de mi cuerpo.
Ni siquiera tuve tiempo de pensar cuando sentí su mano estampada en mi mejilla y las lágrimas que inundaban mis ojos.
-Eres una maldita perra- gritó furioso tirando el pastel que había preparado.-Pero ni sueñes que conmigo vas a jugar.- Camino hasta mí y me tomo de los hombros para estamparme contra la pared.- Vas a lamentar haberme engañado.-amenazo colocando sus manos alrededor de mi cuello cortando mi respiración.
Empecé a toser por la falta de aire y me soltó abofeteándome una vez más, gritando que era una perra maldita.
Ni siquiera las bofetadas y el golpe contra la pared me dolían la mitad, de lo que me dolían sus palabras.
Engañarlo. Jamás. Lo amaba ciegamente desde siempre, como podía dudar de ello cuando lo había dejado todo por él.
-Yo no te he engañado- susurre con la garganta seca a causa de las lágrimas.
-Cállate- gritó empujándome tan fuerte que caí en el piso golpeando mi cabeza.-Me engañas con otro lo sé, no me tomes por idiota bella.
-Eso no es cierto-solloce desesperada tratando de reincorporarme.-No podría Edward yo te amo.
-¡OH! Sí eso siempre lo dices- rió irónicamente.-Párate- me ordeno.
Me incorpore lentamente pero al hacerlo me mareé volviendo a caer sentada sobre el frío suelo, mi cabeza dolía y todo mi cuerpo se estremecía a causa del miedo a aquel desconocido que se encontraba frente a mí, mirándome furioso y esperando que cumpliera la orden que acababa de dar.
Cuando por fin logre ponerme de pie y llegar hasta una silla del comedor, fui conciente del insoportable dolor de cabeza, como también fui conciente de que mi perfecto matrimonio no era más que una mentira.
Con cuidado camine hacia el baño, dejándolo en el pequeño bar a un costado del comedor mirándome amenazadoramente.
Mi reflejo en el espejo sólo sirvió para que el corazón se me encogiera más de puro dolor. Los moretones que yacían en mis mejillas empezaban a adquirir un color morado. El dolor de mi cabeza, y cadera por la caída resultaba insoportable. Pero el vació en el pecho y las ganas de gritar para arrancar el dolor eran más fuertes que eso.
Lave mi cara con cuidado de no lastimarme, casi corriendo y a pesar del dolor llegue a la recámara acostándome en la cama, rogándole a los cielos poder dormir y olvidarme de la realidad aunque tan solo fuera un instante.
Me lo concedió pues desperté a causa de unos sollozos que inundaban la habitación. Abrí los ojos de golpe y las imágenes de lo ocurrido me encogieron. Pero lo que más me impacto fue la imagen que tenía al frente de mí.
Él tirado en el suelo sollozando, con las manos hechas puños y su cuerpo tendido en posición fetal.
Cuando nuestras miradas se encontraron, se levanto y por instinto retrocedí sobre la cama, no soportaría un golpe más, eso me mataría.
-Perdóname- sollozo arrodillándose frente a mí. Hundiendo su cara en sus manos.-Soy un mounstro, pero por favor perdóname.-volvió a pedir.
No sabía que decir, no sabía como actuar. Si abrazarlo para calmar su dolor o decirle que los olvidáramos, que tan solo había sido una terrible pesadilla. Pero sabía que decir aquello no serviría de nada.
-Bella por favor... Háblame, necesito que me perdones- rogó entrelazando mi mano con la suya, como siempre me estremecí y como la primera vez miles de choquecitos atravesaron mi cuerpo, en señal del indudable amor y devoción que sentía por él.
Apreté su mano y lo hale hacia mí para poder abrazarlo. Lo abrace fuerte y sentí como mis hombros se humedecían a causa de sus lágrimas. Trace círculos en su espalda, mientras el controlaba sus sollozos. Besé su cuello y le susurre un te amo, me apretó fuerte y hundió su cara en mi cuello besándolo suavemente. Sabiendo que lo había perdonado.
Y esa misma escena se repetía cada vez que volvía a pegarme.
Había hablado con él en nuestros momentos de paz, para que buscara un psicólogo para controlar sus ataques de celos y furia, que yo siempre termina pagando. Pero era imposible hacerlo entender que tenía un problema.
Soporte y soporto los golpes que recibo cada vez que está enojado, hecho una furia y la paga conmigo. Su familia al igual que la mía creen una mentira, creen que somos un matrimonio perfecto, que yo era su vida y él la mía. Él si era mi todo, pero yo para él no era nada, eso me había quedado claro a lo largo de los años, para lo único que le servia era para una bonita fachada y para esperarlo en la cama.
-Amor necesito consultar algo contigo-. Rozo su nariz por mi cuello.
-Hummm.......-logre murmurar. Cada vez que me acariciaba perdía el hilo de mis pensamientos y las riendas de mi vida.
-Quiero que tengamos hijos.-lo dijo tan bajo que temí que mi imaginación me estuviera jugando una mala pasada.
-¿Cómo?- pregunte sorprendida.
-Bebé quiero que dejemos de cuidarnos, quiero ser el padre de tus hijos.-respondió sonriendo de lado.
Sonreí como una tonta imaginando como cambiara nuestra vida con la llegada de un nuevo miembro a la familia. De nosotros, sólo nuestro.
Las cosas podrían cambiar si todo salía bien, como también podía seguir siendo el mismo infierno de todos estos años.
-¿Qué te parece?- Inquirió besando mi frente.
-Claro que sí.- respondí besándolo con fervor, entregándole todo mi amor como siempre...

lunes, 3 de mayo de 2010

Asaltando el corazón


El Asalto...


Me encontraba como todos los fin de mes, camino hacia el supermercado. Ya era una costumbre así que al llegar tome un carrito y saque del bolso la lista de las cosas que necesitaría. Me encamine al pasillo de frutas y verduras pero este estaba muy congestionado por lo que decidí ir por un cereal. Mientras escogia entre el sabor a fresas o chocolate. Eschue los gritos de las personas.

-Esto es un asalto- gritó un hombre que tenía un pasa montañas sobre el rostro.

Todas las personas empezaron a gritar histéricas, por mi parte sólo solte el carrito y mire a los asaltantes. Cuando unos penetrantes ojos verdes me atraparon.s quedamos unos minutos así mirandonos olvidandonos de nuestro alrededor. También tenía su rostro cubierto por el pasa montañas. Desvió su mirada.

-No se muevan- hablo por vez primera. Su voz de terciopelo inundo el lugar.- Vamos busquen los malditos papeles y la caja- dijo en tono autoritario.

Tres de los asaltantes se dirijieron a las oficinas y los demás junto con él, se quedaron con el resto de los presentes. Un joven camino hacia ellos y él solto un disparo. Caí al piso de la impresión, cuando levante la vista para encontrarme con lo peor, el joven que se acerco a ellos estaba en su antigua posición.

El hombre de ojos esmeraldas volvío a mirarme y le susurró algo a uno que se encontraba junto a él. Este asintió y me miro.

Caminó hacia a mí a paso lento, al quedar frente a mi. Se agacho y me susurró al oído.
-Espera mi señal- se aclaro la garganta- Si no lo haces date por muerta. Gritare YA y caminarás atrás de ese Stan hacia nosotros- me miró a travez de sus ojos oscuros- Sabes lo que te pasará si no lo haces.

Se levanto y caminó hacia donde su jefe o eso suponía por el tono autoritario que el hombre de ojos verdes tenía.

- Ya está Jefe- dijo unos de los hombres que envió a la oficiana. Los otros dos venían con unos sobres y una bolsa negra.

-Nadie se mueva hasta que estemos fuera- dijo el chico de ojos oscuros- Y saben los que le va a pasar si hablan- soltó un disparo a aire- Van a morir.
Luego me miró y dijó.- Ya....

Me levanté a paso torpe. Tropecé dos veces con mis propios pies. Pero logre salir por donde el me indico al llegar el estaba ahi, le indico algo al chico de ojos oscuros y este le sonrío.

-Sigueme- me dijo y lo seguí hasta una camioneta- Entra- dudé un momento - Sabes lo que te ocurrira si no lo haces ¿Cierto?- y entre.

El viaje duró aproximadamente 30 minutos estaba sentada entre dos hombres enormes. El chico de ojos oscuros se quito el pasa montañas y me miró. Su rostro era como el de un niño grande su cabello era rizado oscuro del mismo tono que el de sus ojos.

- El Jefe quiere hablar contigo- lo mire aterrada ahora si tenía miedo. No sabia que queria él de mi- Tranquila- me dijó- No te va hacer daño claro si cooperas.- No le respondí, sólo deje escapar un sollozo.

- Ya llegamos- dijó- Bajenla- les ordenó a los grandulones. Estos me ayudaron a bajar de la camioneta y cada uno se coloco a un lado mío.

-Vamos- dijó y camine con la mirada en el suelo. Cuando por fin tuve el valor de ver a donde habíamos llegado me quede impresionada. Era una casa de tres plantas , de un blanco elegante, afuera de esta había un gran jardín y muchos árboles que la rodeaban. Cuando estabamos justo al frente de la puerta está se abrió y salió una mujer que parecía miss universo. Era alta de un cuerpo de revista, de ojos azules como el mar y cabello rubio que le llegaba hasta la cintura.
Corrío hasta el grandulon y lo beso.

-Emmet- gritó eufórica- Has llegado- y le plantó otro beso.
-Sí- afirmó este- Aquí estoy amor.

La rubia lo abrazó, y fue en ese instante que se dio cuenta de mi presencia. Se separó de él y lo miro ceñuda.

-¿Quién es ella Emmet?- preguntó enojada.
-Mejor porque no se lo preguntas a tu hermano- le respondío.
-La secuestraron Emmet- dijo la chica histérica- Estan locos. -gritó.
-Tranquila Rose - le dijó- No creo que esté por mucho tiempo.

La chica lo ignoró. Y camino hacia mí. Me observo y sonrío.

-Hola soy Rosalie Cullen- me extendió su mano.
-Bella Swan- le dije y estreche su mano. No sé porque pero ella me inpiraba confianza.
-Ven- dijó y tomó mi mano.- Te mostraré la casa- dude y el grandulón asintío.

Entramos a la estancia era mucho más hermosa que por fuera. Estaba pintada de colores claros que contrastaban con los muebles. Subimos al segundo piso y entramos a una recámara que era como el tamaño de mi pequeño departamento. Me indico que me sentará y asi lo hice pues estaba hecha un charco de nervios.

-Tranquila Bella- me dijó- No dejaré que te suceda nada- aseguró- Es más no creo que mi hermano sea capaz de hacer algo que tu no quieras.- sonrío.
Sólo pude asentir. Si no quisiera hacerme daño no me hubiera secuestrado. pensé.
-Cuentame de ti - dijó rosalie con un sonrisa- Sabes no tengo amigas a parte de Alice, y me gustaría que tú fueras mi amiga.- me sonrío.-¿Estudias?-.preguntó.
-No. Por ahora trabajo en una biblioteca-le sonreí- Es el trabajo perfecto.

Me miró ceñuda. Había confusión en su rostro.

-Es que me encantan los libros- le explique- Algún día quiero llegar a ser una gran escritora- sonreí al pensar en eso. Era mi sueño desde pequeña.
-Que bien eres una persona soñadora. Espero comprar tu Saga- dijó y sonreimos.
-Espero autrografiarlos - le dije y nos reímos más.

Toc, Toc, Toc.... Tocaron a la puerta y Rosalie fue a abrirla.
-Pasa- dijo entre dientes.
-Rosalie debemos irnos- dijo Emmet en tono serio.- Tu hermano ha llegado y quiere hablar con la chica.
-No la pienso dejar sola Em - dijo Rosalie.
-Tranquila preciosa, él no le hara daño sólo quiere conversar con ella.
-¿Seguro Em?- le pregunto rose.
-Sí amor. Crees que te mentiría.
-Bueno te creo, pero tomare medidas.- se giró hacia mí- Ten Bella- me dio un celular- Si el estupido de mi hermano se llega a pasar me llamas Ok.
-Esta bien Rosalie- le respondí tomando el celular.
-Rose, sólo Rose - me sonrío- Aprieta el número 1 y estarás llamando a mi casa si lo llegas a necesitar. Nos Vemos Bella- se acercó y me dio un beso en la mejilla.
-Adiós Rose- me despedi agitando mi mano ya que ella se encaminaba a la puerta.
-Bella- habló el grandulón- Ve al tercer piso a la habitación de la derecha. - asentí- Él hablara contigo allí.

Cerró la puerta. Caminé hacia la gran ventana de cristal que daba a fuera de la casa. Vi a Rosalie y Emmet subirse en una hummer. Me armé de valor y subí la escaleras, abrí la puerta de la recámara y no había nadie.
Sobre la cama habían bolsas de Victoria Secret´s, Guess , Gucci y marcas reconocidas. Pero ni siquiera las mire. Me sente en la cama a esperar a que él se dignara en venir.

La puerta se abrío. Y desvié la mirada. No tenía ganas de verlo.

-Hola- susurró- Espero que estes cómoda. Podrías mirarme por favor- pidío.
-No quiero- le dijé con mucha valentía.
-Por favor.... suplicó con su voz de tercipelo. Qué tramposo quien no iba a seder con una voz así. Giré lentamente para encararlo. Y me quede paralizada.

Era el hombre más hermoso que había visto en mi vida. Alto de tez lívida y pomulos sonrosados, sus ojos eran verde esmeralda y su pelo cobrizo alborotado. Su cuerpo era la tentación, era musculoso y sus brazos se veían fuertes.

-¿Cómo te llamas?- preguntó.
-No te importa- le respondí. Y desvié la mirada.
-Si que eres valiente- se acercó- Pero si me importa demasiado como te llamas.- se agacho y rozo mi mejilla con el dedo pulgar. Sentí como mi estómago se lleno de mariposas y miles de choques eléctricos traspasaron mi piel.
-Bella- le dije- Mi nombre es Isabella pero prefiero Bella.
-Pues Bella será preciosa- dijó y volvió a tocar mi rostro.- Mi nombre es Edward Cullen.
-¿Qué quieres de mi?- le pregunte.
- Te quiero a ti- respondío.
-Eso no va a pasar- dije y me pare de la cama- Nunca voy a ser tuya.
-Nunca digas nunca pequeña- murmuro en mi oido. Eso me hizo estremecer y el rió bajito.
-Dejame irme- le supliqué- Por favor.
-Tienes familia - pregunto furioso.
-No- respondi
-Entonces no me pidas eso- me tomo por la cintura- Te acostumbras te lo juro.

Y sin más preambulo me beso. Cuando sus labios hicieron contacto con los míos no me pude controlar, le respondí a ese beso con amor. Era la primera vez que alguien me besaba y me sentí en el cielo, aunque el que me besara fuera mi secuestrador. Paso su lengua por mi labio inferior pidiendo permiso y se lo concedi. Nuestras lenguas danzaron como si fueran una sola. Nos separamos cuando necesitamos aire y lo abraze.

Parece loco, pero nunca me había sentido tan protegida y tan bien con alguien. No importaba que este fuera mi secuestrador. Sentía algo muy fuerte por Edward, ahora era yo la que no lo podría dejar.

-¿ Te quedarás?- preguntó con el rostro desencajado- No voy a obligarte a nada.
-Sí- respondí segura de lo que decía- Me quedare contigo.

Me beso en la frente y me condujo hacia la cama. Me recoste en su pecho y caí en un profundo sueño.

Una Noche de San Valentín

Los personajes son de S.M, pero la historia la saque de mi loquita cabecita.
Espero y les guste.

Capítulo 1: "Regreso"

¿Cómo demonios iba a conseguir el dinero para poder pasar el mes?

Estaba desempleada obviamente y tenía muy pocas probabilidades de conseguir un trabajo.
No podía pedirle dinero a mi mejor amiga ya que le debía suficiente y me moría de la vergüenza.
Sólo tenía una solución; ir a buscar trabajo como mesera en la discoteca del anuncio. Aunque no me pareciera muy agradable trabajar allí por la mala fachada que tenía y lo mal que hablaban de la gente que la visitaba. Pero no había opción.

Abrí el pequeño clóset de la habitación donde vivía y tome unos vaqueros y una camisa azul, me coloque mis respectivas converse y tome mi bolso.

Mientras salía de la casa haciéndome una coleta, mire el cielo nublado, la mañana estaba un poco fría y como siempre había olvidado mi abrigo, ya no podía regresar por él perdería tiempo.

Camine rápidamente hacia la discoteca, la cual quedaba a dos cuadras de la casa donde tenía alquilada una habitación.
Al llegar a la discoteca unas chicas me hicieron pasar a la oficina del dueño, quien era el que hacia las entrevistas.

Tome una gran boconada de aire antes de entrar.

-Buenos días- salude.
-Hola preciosa- dijo con una sonrisa "supuestamente" traviesa.
Era un hombre rubio de ojos azules fríos como el hielo de aproximadamente unos treinta y cinco años.
-Venía por el trabajo de mesera- le informe. Odiaba la manera en que me miraba, me producía un asco increíble.
-Mesera...-dijo riendo- Sería mejor y más beneficiario para ambos que trabajaras de prostituta cariño, tienes un cuerpo magnífico...Pero claro está, tendría que probarte primero.
-No me interesa ese trabajo- le dije. Y sus facciones se endurecieron.
-Así que quieres ser una simple mesera- dijo.
Asentí.
-Y si te digo que no te daré el trabajo- espeto con una sonrisa malévola.
-Gracias por su tiempo- le dije y salí de allí.

No me rebajaría a rogar ese puesto aunque necesitaba con urgencia el dinero.

Ya estando en la calle no pude evitar el llanto. ¿Como se le ocurría que aceptara un trabajo semejante? Claro que él me veía como un trozo de carne y nada más.
Corrí por las calles de la ciudad buscando un parque, cuando lo hice me senté bajo el árbol más alejado de la multitud, coloque mi cabeza entre mis piernas y me deje ahogar en sollozos.

Mi vida no es nada fácil, pero trato de sonreír ¿Cierto?, aún así me sigue golpeando cada vez más fuerte y de alguna manera aunque me conformo con estar viva, creo que no es justo todo lo que me ha pasado.

Llore y llore, no sé si horas o minutos. Necesitaba sacar parte de mi dolor, pero sabía que llorar de nada me servía. No lo había vuelto hacer después de los seis meses de depresión que pase, luego de aquella noche. Eso siempre estaría marcado como una cicatriz en mi vida y sabía que jamás lo olvidaría. Aún así pude seguir adelante.

Sentí a alguien sentarse junto a mí, su aroma era increíble. Estaba segura que lo conocía, pero no podía recordarlo del todo.

Alce lentamente la cabeza y lo vi. Un escalofrió me recorrió todo el cuerpo. No podía ser después de dos años lo volvía a ver.
Necesitaba salir corriendo de allí, huir mi pasado me estaba persiguiendo.

La vista se me nublo, mi cabeza parecía un remolino, cuando intente pararme para huir, lo único que sentí fue caer en sus brazos y todo se volvió negro.

---Flashbacks---

Gire más de tres veces frente al gran espejo de la habitación de Ángela, era la primera vez que tenía un vestido tan hermoso y también la primera vez que iba a una fiesta.

Había sido invitada a una de las discotecas más exclusivas de la ciudad, para celebrar la fiesta de San Valentín.

-Estás muy hermosa amiga- me dijo Jessica mientras se colocaba sus sandalias.
-Gracias- dije- Jamás había tenido un vestido tan lindo. Aunque me costo una fortuna, pero merece la pena.
Alise las arruguitas inexistentes y sonreí a mi reflejo.
-Ya casi termino- anunció mi amiga.
-¿Irá mucha gente?- pregunte.
-Esos son los rumores- respondió-! Lista!- exclamo y tomo su bolso.

El viaje en auto duro unos diez minutos, al llegar a la discoteca igual como lo había comentado Jessica estaba que no daba para ningún alfiler más. Presentamos nuestras invitaciones y pasamos, la iluminación era demasiado de colorida para mi gusto aún así tenía estilo. A donde miraras habían globos en formas de corazón y anuncios con el famoso; " I love you".

Mike nos saludo animadamente y nos invito a sentarnos en su mesa. Jessica estaba que se ahogaba en felicidad. Le di una sonrisa cómplice y se ruborizo, no pude evitar carcajearme.

Mientras Jess y Mike bailaban, tuve la sensación de ser observada. Lo deje pasar, pero al cabo de un rato la sensación se hizo más intensa;

Cuando volteé el rostro para donde supuse venía la mirada, me encontré con unos penetrantes ojos verdes del mismo tono de las esmeraldas. Era hermoso con su cabello revuelto y unos labios delgados pero carnosos. ¿Qué se sentiría besarlo? pensé. O vamos Bella me dijo una vocecilla, ¿Cómo te imaginas esas cosas, si ni siquiera has besado a un chico en tu vida? Cállate le dije irritada y desvíe la mirada de aquél hermoso hombre.

Los chicos volvieron a la mesa y Mike se fue por unas bebidas. Permanecí callada por tener nuevamente la sensación de que seguía mirándome.

-!Wao!...-exclamó una emocionada Jessica.- No voltees Bella, porque a tu lado izquierdo hay un increíble bobón mirándote, ni siquiera disimula- dijo sonriendo.
Me ruborice.
-Viene hacia acá! OH Dios!- casi grito.
-Hola- susurró una voz aterciopelada.

Levante mi cabeza y una estupida sonrisa se dibujo en mis rostro y por supuesto me sonroje fuertemente, las mejillas me ardían.

-Hooolaaa...-tartamudee.
-¿Te gustaría bailar?- inquirió con una devastadora sonrisa torcida que paralizo mi corazón.

Mire a Jessica en busca de ayuda y está asintió con una sonrisa pícara.

Lo volví a mirar y asentí. Me ofreció su mano, la tome con mucho cuidado, su contacto me produjo una descarga eléctrica por todo mi cuerpo, y dese con todas mis fuerzas poder tocarlo, sacudí la cabeza alejando esos extraños pensamientos, mientras él me conducía a la terraza de la discoteca donde había menos parejas y más espacio para bailar.

Sus andares eran felinos como un animal atacando a su inocente presa, pero se notaba que estaba un poco pasado de copas.

Nos colocamos en el centro de la terraza, donde poso sus manos en mi cintura y con manos temblorosas entrelace mis brazos en su cuello, una canción muy suave estaba sonando y aunque no sabía para nada bailar no se me hizo tan difícil como lo supuse. Él siempre me guió y gracias a Dios no lo pise.

-Disculpa por mis malos modales- susurro a mí oído y me estremecí.- Me llamo Edward Cullen.- se presentó.
-Isabella Swan- le dije.- Mucho gusto Edward.
-El gusto es mío Isabella- dijo y se rió.
Ladeé la cabeza para poder verlo.
-Puedes llamarme Bella es mejor que Isabella- dije haciendo una mueca.
-Bella... lo eres- sonrió.- Realmente hermosa.

Seguimos bailando una rato más, cuando una de sus amigas se acerco y le ofreció una bebida, él la tomo con una sonrisa y ella desapareció asesinándome con la mirada.

Se tomó la bebida de inmediato y volvimos a bailar. Sólo que él baile se torno raro... Edward me tomaba de las caderas y me acercaba a él, estaba muy extraño.

-Ya es tarde Bella...- dijo riendo sin poder controlarse.- ¿Quieres que te lleve a casa?-preguntó.
-Vine con unos amigos, de todas formas gracias- le dije.
-Te acompaño a buscarlos- se ofreció.

Me encamine hacia la mesa, pero al llegar me percate que los tortolos se habían ido por su cuenta.

-Se han ido- murmure bajito.
-Yo te llevo- dijo Edward.

Salimos al estacionamiento y Edward señalo un Volvoc80, trato de dirigirse hacia el auto, fui imposible, pues no podía mantenerse de pie y mucho menos caminar, así que decide ayudarlo a llegar al parque que estaba frente a la discoteca para que reposara un poco. Al sentarnos por fin en una banca, respire hondo y cerré los ojos.

Edward me aparto el cabello de el cuello y se inclino a besarlo...La sensación fue exquisita, sentí una cascada entre mis piernas. Y repentinamente se me escapo un gemido.

-Eres hermosa y tentadoramente exquisita- murmuro mordiéndome el cuello.

Y al cabo de un rato, poso sus labios sobre los míos, sabían a miel, paso su lengua por mi labio inferior pidiendo permiso y se lo concedí, explore su boca mientras nuestras lenguas danzaban sincronizadas. Luego el beso se volvió rudo y trate de empujarlo.

Esto estaba muy mal...

-No...- le dije- Para por favor- le pedí.

Bajo sus manos hasta el escote de mi vestido y acaricio el centro de mis pechos. Jadeé de la impresión.

Beso furiosamente mi cuello hasta llegar a mis pechos.

-PARA- le grite pero parecía no escucharme.

Temí lo peor, tenía los ojos oscuros de deseo y parecía no ser conciente de lo que hacia. De repente recordé la bebida y supuse que contenía droga.

Jalo mi cabello acomodándome en la banca y se poso encima de mí rasgando mi vestido. Volvió a besar mis pechos esta vez bajando el vestido, dejándolos expuestos, tomo uno de mis pezones en su boca y lo mordió y succiono, mientras al otro lo masajeaba. Me retorcí de placer, mis emociones me estaban venciendo. ! Demonios!

Lo empuje, pero era demasiado de fuerte. Tenía que ser racional. No merecía que mi primera vez fuese así.

-BASTA EDWARD- le suplique con lágrimas en los ojos. Ni siquiera me miro.

Rasgo mis braguitas y acaricio mi sexo con delicadeza, arqueé la espalda ofreciéndome sin pensarlo, dejándome gobernar por el deseo. Se bajo los pantalones y trate de golpearlo nuevamente volviendo a ser racional, resulto imposible porque tomo mis manos y las apretó tanto que se me escapo un sollozo por el dolor.

-NO... POR FAVOR- grite cuando sentí su erección presionando mi vientre.

Y se una sola estocada entro en mí. Grite de dolor, y él se paralizo dentro de mí. El dolor se fue consumiendo y apareció un cosquilleo, instintivamente moví mis caderas para dejarle claro que prosiguiera, no entendía las reacciones de mi cuerpo, cuando estaba claro como el agua que estaba siendo violada.

Él volvió a moverse y esta vez lo acompañe en sus movimientos acariciando su espalda trazando círculos que lo hacían gemir de placer, me aferre a sus hombros cuando sentí un cosquilleo, unas embestidas más y mis paredes se tensaron en su miembro y sentí como por dentro explotaba en pedacitos y una sensación exquisita recorría mi cuerpo.

-EDWARD...-gemí llena de placer-
-! OH!-gimió él y descargo dentro de mí.

Cayo encima de mí, exhausto. Y sentí su respiración acompasada lo que significaba que se había quedado dormido.

Los recuerdos inundaron mi mente, y se me escaparon muchos sollozos por lo ocurrido. No podía creer que mi primera vez hubiera ocurrido de esa manera.

Lo empuje con todas las fuerzas que me quedaban y lo senté en la banca, baje mis vestido ya roto y cerré sus pantalones. Me quite las sandalias y pase unos de sus brazos por mi hombro para llevarlo a su auto, trastabille con él hasta llegar al Volvo, lo abrí y lo acomode en el asiento del conductor cerré su puerta dejando sus llaves en el contacto.

Di unos pasos lentos alejándome del auto, y eche a correr hacia la casa. Al llegar a mi habitación, me tire en el suelo ahogándome en mi dolor.

Él no tenía la culpa de lo ocurrido, se encontraba drogado y estaba segura que si hubiera estado en sus cinco sentidos jamás me habría tomado.

Así pase los siguientes seis meses, escondida en la oscuridad dejándome gobernar por el llanto, las pesadillas y los malos recuerdos. Nadie supo lo que me paso y nadie jamás lo sabría.

Trate de recuperarme hiendo a citas con un psicólogo que me recomendó Mike, quien al igual que Jessica estaban preocupados por mi actitud. Y gracias a la ayuda de Jasper Hale, mi psicólogo pude seguir adelante el año y medio hasta ahora que lo volví a ver.

---Fin de Flashbacks---

Una suave caricia me despertó del sueño y de mis terribles recuerdos. Abrí los ojos, los cuales los sentía pesados, mire la habitación y me resulto desconocida, volteé el rostro y lo vi, no había sido un sueño, él estaba junto a mí. Me pare de golpe de la cama.

-NO ME VUELVAS A TOCAR- le grite aterrorizada.
-Tranquila no te are daño, te desmayaste y te traje a mi departamento- me informó.
-¿No sabes quien soy?-inquirí.
-No- respondió- Te vi llorando en el parque, y pensé que necesitabas ayuda. Jamás te había visto.
Trate de respirar. Debía calmarme, él no me recordaba.
-Soy Edward Cullen- se presentó extendiendo su mano.
-Bella Swan- susurre pero no tome su mano. Su solo contacto me perturbaba.
-Veo que te sientes mejor Bella. ¿Quieres algo de comer?- preguntó con una sonrisa.
Mi corazón se acelero. Maldito corazón porque tenía que ser tan traicionero.
-No... Gracias- susurre y mi también traicionero estómago rugió.
-Tu estomago no piensa los mismo- dijo divertido.- Vamos Bella te preparare algo.

Salió de la recámara y lo seguí hasta la cocina, la verdad tenía mucha hambre ya tenía dos días sin comer, lo único que había probado era una manzana que fue para lo que me dio el poco dinero que me quedaba.

-Aquí tienes Bella- coloco un plato de lasaña en el comedor de la cocina.

Me senté y comencé a probarla, estaba muy rica tenía tiempo que no saboreaba una comida tan exquisita, la ultima vez fue cuando cene con Jasper en aquel restaurante Italiano.

-¿Por qué llorabas?-preguntó.
-Nada importante- respondí haciendo una mueca.
-Para llorar como lo hacías debió de ser importante, pero no es obligación que respondas- dijo removiéndose incomodo en la silla frente a mí.
Lo mire y decidí contarle la verdad, ya no importaba nada.
-No tengo trabajo y si no consigo dinero quedare en la calle- le informe tomando otro pedazo de lasaña.
-! OH!- exclamo.
-Estaba llorando porque fui a una entrevista para mesera en un bar, pero al dueño le parecí más una prostituta que una mesera- dije.
-Maldito- susurró.
-Así es la vida-dije.
-Cierto- concordó- ¿Qué sabes hacer?-pregunto con interés.
-Sé cocinar, lavar, planchar y limpiar. Mejor dicho sé todos los deberes del hogar- dije.
-Hummm.....-murmuro.- Este departamento es muy grande, y siendo sincero yo de milagro sé cocinar, lo demás se me da bastante mal, así que necesito a alguien que se ocupe de eso. ¿Te gustaría Bella?-inquirió clavando sus ojos esmeraldas en mí.
-Ehhh...-tartamudee.

Vamos Bella es una buena oportunidad con ese dinero podrás vivir... susurro mi angelito. Yo no lo creo, muérete de hambre nena, recuerda que él te tomo a la fuerza... gritó mi diablillo.

-¿Qué dices Bella?- inquirió- Hasta podrías vivir aquí, tengo libre la habitación de invitados. Y no paso mucho tiempo en casa, la mayoría de mis turnos en el hospital son nocturnos. Creo que nos llevaríamos bien y así te ahorrarías el pagar una habitación.- me propuso.

Sus intenciones eran sinceras, de eso estaba completamente segura. Además no recordaba nada de lo que sucedió hace dos años y eso también era muy importante no quería remover el pasado y hacerlo infeliz. No se lo merecía.

Claro que se lo merece...! Idiota! gritó mi vocecilla diablillo. ! Basta! le grite internamente.

-Acepto- le dije parándome de la silla y colocando mi plato en el lava platos.
-Gracias- gritó y me abrazo. Trate de impedirlo, pero fue imposible. ! Qué locura en sus brazos me sentía segura!
Aspire su delicioso aroma que me mareaba de deseo y revivía mi dolor como si se le echara sal a una herida, parpadeé para impedir que saliera las lágrimas, luego de un rato me soltó y sonrió.
-También vivirás aquí- afirmo.
Asentí.
-¿Cuándo te podrás mudar?- preguntó.
-Lo antes posible- respondí.
Mi celular comenzó a sonar.
-¿Dónde está mi bolso?- le pregunté.
-Voy por él- dijo y salio de la cocina.

Regreso con mi celular y miraba la pantalla con el ceño fruncido. Se notaba la ira en sus ojos verdes, pero no entendía el ¿por qué?

-¿Quién es Jasper?-preguntó sin rodeos.
-Un amigo- respondí y tome el teléfono.

Me aleje un poco y respondí.

-Hola Jazz- dije tratando de que la voz no se me quebrara.
-Bella estaba tan preocupado- dijo exasperado.
-Estoy bien- le asegure.

Gire y mire a Edward quien seguía con el ceño fruncido y miraba atento mis movimientos. No sabía que lo tenía tan enojado. Lógico recordaba un mal momento, no podía ser por la llamada ¿O sí?